Hay una situación
que me molesta desde hace tiempo (-¿cuál de todas? -se estarán preguntando).
Tomaré extractos de ensayos anteriores para comentar sobre el tema de esta
ocasión: el fanatismo religioso vs el fanatismo cientificista.
Antes de comenzar,
quiero aclarar que mi posición no tiene favoritismos por alguna de estas
opciones, pues yo soy un híbrido, en el sentido de que estoy involucrado por
igual con la Ciencia, el Arte y la Espiritualidad. Soy Químico, pero también
soy Músico y Astrólogo (y algunas otras cosas más, por cierto).
Con respecto a los
debates, habidos y por haber, entre ciencia y religión, comencemos por
reconocer a los antagonistas de la historia: los religiosos fundamentalistas, por un lado, y los cientificistas, por el otro.
Es importante
aclarar que no todos los científicos son cientificistas. El cientificismo es una corriente de
pensamiento que proclama que los únicos conocimientos válidos son los que se
adquieren mediante las ciencias positivas, o positivistas, y tiende a dar
excesivo valor a las nociones científicas. Así mismo, pretenden aplicar sus
convicciones y prácticas a cualquier otra área de conocimiento, sin estudiar
previamente las razones o fundamentos que puedan tener, lo cual no ocurre con
un auténtico científico, quien
en principio, sorprendido por los resultados, comenzaría
una investigación para ver si se trata de una casualidad, o bien, si hay elementos para describir la causalidad de ese fenómeno
De la misma
manera, tampoco es lo mismo ser espiritual que religioso. La espiritualidad
está relacionada con
la parte inmaterial del ser humano a la que se atribuyen los sentimientos, la
inteligencia, la intuición, el instinto, la razón, la clarividencia, etc., y
representa la contraparte de lo material o las posturas materialistas. Por su
parte, la religión es un conjunto de creencias que incluyen un código moral y
una cosmogonía (representada de forma alegórica) que une o religa a personas
bajo la misma ideología, desarrollando usos y costumbres características de
cierta región y época en particular. La gran diferencia consiste en que la
religión es sectaria, y en muchos casos es institucional (con todas la
implicaciones que le quieran atribuir), mientras que la espiritualidad es
personal (puede haber corrientes, pero cada quien decide lo que acepta y
practica). Otra diferencia importante radica en la necesidad de representar con
deidades (simbólicas o literales) a los principios rectores de la vida y de la
naturaleza.
Los séquitos están
conformados, además de los colegas en ambos bandos, por fanáticos y por
incrédulos, respectivamente. De un
lado del abismo se encuentran todos los charlatanes que prostituyen la espiritualidad
con sus supersticiones y fantasías, que son seguidos por
crédulos y desesperados que necesitan tener algo
en qué creer para poner las riendas de su
espiritualidad en otras manos. Del otro lado del abismo están los cientificistas que, traicionando su postura de científicos, tratan de desacreditar todo lo que no les agrade o no se ajuste
a sus criterios, desvirtuando a la Ciencia, para beneplácito
de los incrédulos ignorantes que no tienen argumentos
para rechazar lo que no les convence y ponen las riendas de su intelectualidad
en otras manos, hambrientos de razones científicas
cuando en muchos casos ni siquiera conocen, y mucho menos comprenden, la
Ciencia.
De lejos, fuera de ese circo popular, está la
gente que, sin importar su formación ni sus creencias,
decide juzgar a posteriori, con base en su experiencia personal y los registros
de historias verificables de gente cercana.
Mucho se habla del
fanatismo religioso (una extensión lógica de la degradación de la
espiritualidad), pero poco se comenta acerca del fanatismo cientificista.
Ya escribí al respecto en dos entradas de mis blogs: "El lado obscuro de
la luz", por una parte, y "Dogmas de razón", por la otra. Es muy triste que la
gente crea ciegamente en la Ciencia. Mediten en esto...
*Muchos no entienden las teorías científicas,
incluso odiaban esas materias en la escuela.
*La Ciencia también
tiene dogmas (que yo llamo "dogmas de razón"), y teorías
equivocadas que deben ir cambiando para "tratar" de
describir la realidad.
*Muchas teorías no
tienen relación con hechos reales, es decir, que no son pragmáticas o no explican hechos
fenomenológicos.
*En la gran mayoría de
los casos, las teorías tratan de explicar cosas que nadie puede ver, incluso
algunas no se sabe si existen realmente, sólo se suponen porque pretenden
explicar mediciones realizadas o en ocasiones por las
desviaciones de las mediciones con respecto a los cálculos
teóricos.
*La Mecánica cuántica
tiene consecuencias tan inverosímiles que dieron lugar a la creación de la
Metafísica (no fue invención de videntes ni chamanes)...
A pesar de eso, la gente inculta, (por no llamarla ignorante) se la pasa pidiendo "bases
científicas" para todo aquello que se resiste a creer pero que no tiene
fundamentos sólidos para rechazar. Entonces ¿que diferencia hay entre aquellos que
buscan razones científicas sin ser científicos y
aquellos que buscan al lector de Tarot o al curandero?
Para mí son lo mismo, nada más que en extremos
opuestos de la línea. La
incredulidad y el fanatismo son adversos por igual, pues en ambos casos hay
ignorancia, dogmatismo, especulación.
Para terminar,
vuelvo a citar a Werner Heisenberg, aquel que conocen de sus clases en la
Secundaria o Preparatoria por su "principio de incertidumbre", quien
en su libro “Physics
and philosophy: the revolution in modern science” nos
ofrece sus discernimientos de la época en la que trataban de darle forma a la
teoría cuántica, y espero que esto
les dé mucho en qué pensar
a quienes consideran que la Ciencia es infalible y totalmente apegada a la
realidad “objetiva”:
"Durante
los meses siguientes a esas discusiones (en el otoño de 1926 entre Bohr, Schrödinger
y un grupo de físicos de Copenague) un estudio intensivo de
todas las preguntas concernientes a la interpretación de la teoría cuántica finalmente llevó a una completa y, como
muchos físicos creen, satisfactoria aclaración de la situación. Pero no era una solución que uno pudiera aceptar fácilmente."
"Recuerdo
discusiones con Bohr que duraban muchas horas hasta muy tarde en la noche y
terminaban casi en la desesperación; y cuando al final de
la discusión iba solo a una caminata en un parque
cercano me repetía una y otra vez la misma pregunta: ¿Es
posible que la naturaleza sea tan absurda como nos parece en esos experimentos
atómicos?"
Ahora que son conscientes de esta situación ¿qué postura tomarán al
respecto? ¿qué piensan hacer para fundamentar su sistema de creencias o marco
teórico referencial?
Los dejo con otra cita que me gusta aplicar en estos casos: el hombre que tiene ciencia, también tiene religión; al hombre que no tiene ciencia ¡déjenle tener religión!
Hasta la próxima.