18 agosto 2008

Sobre la belleza...

Belleza exterior... belleza interior...
Pero la dualidad se completa con la fealdad... 

¿interior o exterior? ¿todas las combinaciones son posibles? ¿siempre es blanco y negro o hay escalas de grises?...

Es cierto que todos acusamos cierta superficialidad cuando se trata de apreciar a otras personas, en especial si son del sexo opuesto y más aún si nos interesan particularmente. Me parece comprensible ya que nuestro gusto estético, de la mano con los "canones" vigentes, y a lo mejor con ayuda de nuestro ego, nos hace buscar lo más refinado, lo más selecto. Pero también es cierto que nunca estaremos totalmente de acuerdo al respecto. La belleza es un término subjetivo que se encuentra en el ojo del admirador... (bueno, poéticamente hablando, la explicación técnica espantaría a los, de por sí pocos, lectores de este blog).

Si el amor es ciego, los ojos son el instrumento de la pasión... pero seamos honestos, salvo que alguien sea ciego o santo, primero nos percatamos de lo físico, y ya después reforzamos esa imagen... o nos desengañamos de ella...

¿Pero qué hay de la esencia de las personas? eso también es importante, incluso es la parte que trasciende. Se admira a alguien por sus ideas, por su carácter, por su calidad humana, por los logros obtenidos, etc. Es la obra de las personas lo que ha llegado hasta nuestros dias y lo que seguramente importará dentro de 100 ó 1000 años más. Las frases célebres no tienen caras bonitas, pero pueden hacer que se te erice la piel... pero por algo las cosas tienen un orden, una secuencia... 

La belleza exterior no sólo se refiere al equilibrio estético del cuerpo o de los rasgos de la cara. La higiene también importa, o de lo contrario sería como una escultura llena de hongos. El estilo también influye; mi forma de vestir o de vivir puede resultarle sexy a alguien o provocar justo lo opuesto a otra persona. 

Yo pienso que nuestro exterior es un reflejo de nuestro interior, están en concordancia, y hay distintos "canales". Sólo quienes estén sintonizados en tu mismo canal podrán precibir los detalles que te hacen único y apreciarlos. Entonces, cuando lo interno y lo externo se fusionan, proyectan una imágen más completa de nosotros, y por identificación podemos sentirnos atraídos... esa forma psíquica llega a nuestro cerebro a través de nuestros sentidos, y es entonces cuando la química entra en acción... ¡dopamina!, ¡oh si! estamos enamorados :-)

Pero si le quitamos el elemento interno, entonces no se llama amor, es únicamente pasión, y durará lo suficiente para satisfacer nuestra inquietud, curiosidad, morbo o líbido. No más.

La belleza física es importante, pero a los 70 años no aspiramos mas que a proyectar nuestro interior de la mejor manera posible. Siempre que haya armonía, nuestra imagen será agradable, aunque no seamos el modelo perfecto o aunque ya no tenga el impacto de la juventud. Entonces, lo externo es un arma de doble filo, o una trampa, si no sabemos ver la totalidad de una persona. Es el medio para observar la belleza tanto extrínseca como intrínseca; nos da señales para intuir algo de lo interno que no podemos saber hasta no tratarla más. Este ideal de correspondencia se encuentra en aquella famosa frase de los griegos que decía "mente sana en cuerpo sano".

Oscar Wilde decía que la belleza física era una carta de recomendación escrita por dios (discúlpen las minúsculas, la palabra por sí sola es un concepto y nada más, no un nombre propio). 

Yo digo entonces, que quien sea portador(a) de la belleza tiene un compromiso con el espíritu, pues si no actúa como su embajador(a), será tan sólo un engendro de la vanidad.

02 agosto 2008

el sueño...

Tuve un sueño: morí. Claro que eso era demasiado fuerte, no es fácil de aceptar, pero lo cierto era que la vida no tenía mucho sentido para mí...
Así empecé a vivir una vida sin sentido. Yo era un zombie, un muerto viviente, un fantasma, que por años continuó sus rutinas como si nada hubiera pasado. Seguido me acercaba a las personas y les trataba de transmitir mi sentir y mi pensar, de lo que había visto del otro lado, de lo vacías que eran sus vidas, de cómo perdían el tiempo en cosas superfluas y cómo ignoraban lo verdaderamente importante... pero para ellos era sólo un asalto de la consciencia que disipaban como si estuvieran ahuyentando a un mosquito. Y me daba coraje ver como desperdiciaban sus vidas, porque yo deseaba estar vivo... y porque recordé como desperdiciaba la mía...
Nunca estuve totalmente solo, hay quienes pueden tener contacto con los muertos en esa red psíquica que une a las personas donde quiera que se encuentren; esos eran mis amigos. Ellos trataban de consolarme en mi tristeza y en mi soledad, recuerdo con cariño sus palabras cuando nos comunicábamos... También me encontré con otros muertos, que no habían aceptado el hecho o que no se habían dado cuenta; como fuera me sentía a gusto con ellos, éramos similares. Yo trataba de hacer una vida productiva en un mundo sin sentido...
Un día desperté, y entendí que había aprendido una lección y que debía retomar mi vida. Era momento de moverme de aquí, de irme a otra parte y empezar de nuevo. Pero los recuerdos son muy confusos, no sé que fue real ni que fue ilusión... y lo peor es que no recuerdo que fue primero: ¿mi sueño? ¿o mi muerte?...